La anti-autoridad es denominada dentro de las actitudes peligrosas que, en el puesto de trabajo, disminuye las posibilidades de tomar decisiones certeramente basadas en hechos técnicos y comportamentales correctos.
La necesidad de tomar decisiones rápidamente en un mundo cada vez mas complejo y en continúa transformación, puede llegar a ser muy desconcertante, por la imposibilidad de asimilar toda la información necesaria para adoptar la decisión más adecuada. Todo ello nos conduce a pensar que el tomar decisiones supone un proceso mental, cognitivo y ético que involucre los conocimientos, la experiencia y la evaluación de la situación.
En el campo de la aviación, los errores derivados de la toma de decisiones no son fallos ni descuidos, sino que se ha determinado que son tomas de decisiones incorrectas desde el primer momento que se abusa de la combinación experiencia, experticia y repetición.
De esta manera el camino correcto consiste en actuar cada vez como si fuera la primera vez, de modo que la preparación, el seguimiento de recomendaciones y órdenes y la evaluación del proceso sean los factores más importantes antes de decidir desde el más minimo hasta el máximo detalle en la operación
El ego
Por su parte, el factor sicológico del ego, viene a jugar una parte fundamental en la anti-autoridad. Por si solo el ego alimenta la superioridad de una persona ante otra persona o ante una situación, pero en el momento de la toma de decisiones, el ego nubla la capacidad de escuchar, de aprender cada día del proceso y de comprender que cada vuelo es una nueva oportunidad de hacerlo bien y hacerlo mejor.
Alimentar el ego, es alimentar al falso yo, que encierra a la persona en una zona de comfort interminable en la cual el agotamiento y el acostumbramiento hacen que pierda sentido de la realidad, sin ver lo que los demás ven de la situación ni de los demás.
Tener la razón
Esa delgada línea entre tener la razón y llegar a la terquedad, es también parte de la antiautoridad. Una cosa es perseverar hasta lograrlo y otra es pensar que pese a lo que cueste la testarudez algo se puede hacer hasta alcanzarlo sin reconocer las limitaciones o las posibilidades.
Tener la razón, no es solo justificar sobre hechos factuales el por qué de una decisión, tener la razón es limitar el «yo puedo» al «se puede», sin hacer daño a los procesos y personas.
En el vuelo en este caso, y en general en la vida, el proceso de toma de decisiones debe adoptar un enfoque proactivo es decir, debemos tomar las decisiones, sin esperar a que los otros lo hagan por nosotros, pero sin la necesidad de arrastrar en un error de terquedad y no escucha, el bienestar de los demás.